SERIE: "GRANDES DEBUTS MINEROS"; CAP. 2: PATRICIO MORALES

 Ese día 30 de octubre de 2005, los hinchas mineros celebrábamos el zafar de caer a tercera división en el Federico Schwager al vencer 1 a 0 a Naval, el cual, sería el condenado a caer al fútbol amateur.

Mientras hinchas, jugadores, cuerpo técnico y dirigentes mineros celebraban en cancha, un puñado de jugadores navalinos agachaban cabeza, sentían la frustración, pero asumían que la culpa no había sido de ellos, sino de los dirigentes que nunca les cumplieron como correspondía.

Lota miraba con tranquilidad el 2006, Leonardo Vinés preparaba el plantel minero y de ese grupo de navalinos ya habían llegado Claudio Mora y Cristian Oviedo, pero faltaba en la escuadra carbonífera un delantero. Los ex navalinos pujaron con el DT que trajese a Patricio Morales, un delantero zurdo, habilidoso, pero con una carrera en donde nunca había podido "pegar el salto" con una campaña sobresaliente.

A medida que pasaba la pretemporada, el grupo de "navalinos" se acoplaba de buena manera con aquellos que habían sido sus enconados rivales un par de meses antes. El 25 de febrero en la Tarde Minera, era presentado -entre varios - Patricio Morales, y su actuación hizo que varios viéramos a un buen jugador en potencia; en el amistoso de ese día, Lota Schwager perdía con la Universidad de Concepción por 1 a 2, pero la actuación de Patricio Morales, más la conversión de su descuento de gran factura, hizo ilusionar a la hinchada minera.

En la interna, luego de ese partido, los jugadores sintieron que pese a la caída en el amistoso, estaban para cosas grandes, pero el primer rival en el torneo, los iba a medir de inmediato; se trataba de Unión San Felipe, recién descendido desde la serie de honor y que había mantenido buena parte de su plantel de primera división y lo había reforzado de igual manera.

Llegaba ese domingo 5 de marzo de 2006, pese a lo lento de las boleterías de aquel día, aproximadamente 2.500 hinchas mineros llegaban al Federico Schwager y con un desacertado arbitraje de Cristian Schiemman, Lota Schwager alinearía con  Cristian Limenza, José Mardones, Aland Rivera, Cristian Oviedo, Juan Pablo Vera, Luis Flores, Claudio Mora, Francisco Castillo, Cristian Vera, Patricio Morales y Luis Monroy; luego ingresarían Lech Makowiec, Alvaro Becerra y Rodrigo Rivera, bajo la atenta mira del bigotón Leonardo Vinés.

El partido empezó y el "enamoramiento" de la hinchada minera con "Pato" Morales fue de inmediato, pues  al minuto de juego, centro de Luis Flores y chilena perfecta de Patricio Morales golazo y celebración con  el casco minero, ícono perfecto del inicio de una historia que lo llevaría a ser ídolo minero del siglo XXI.

El primer tiempo fue parejo, pero siempre Lota fue más, Lota demostraba que sería un equipo competitivo ante un linajudo rival, el debut de Morales ya era soñado, el resto fue la guinda de la torta.

Ese gol marcó un destino para el equipo minero, permitió afianzar el dominio ese día ante un equipo sanfelipeño que traía entre sus filas a Hernán Caputto en el arco y los volantes Marcelo Peña y Juan José Albornoz. Además, cabe señalar que San Felipe se perdía un penal al inicio del complemento, pues David Reyes azotaba el vertical. De ahí fue un monólogo para el equipo minero. La banda ofensiva izquierda fue de "patogol", luego sendos penales de Aland Rivera y otro gol de Rodrigo Rivera, desencadenaría una goleada de proporciones en un debut soñado y jamás ocurrido hasta esa fecha.

Ese debut de Patricio Morales el 5 de marzo de 2006, iniciaría una trayectoria en el equipo minero, que primero lo consagraría como goleador de ese torneo, primer título de goleador de un jugador minero en un torneo oficial, segundo, en su regreso se consagraría como goleador histórico en torneos oficiales de primera B (sin considerar Copas Chile, Aperturas, PollaGol etc), al marcarle cuatro goles a Fernando de Paul.

Los años pasaban, no importaba su edad, la hinchada lo quería si o sí,  pero  lamentablemente los dirigentes de la época no dejarían terminar su carrera en la escuadra carbonífera., dejando un sabor amargo en la vida del jugador.

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