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jueves, 17 de septiembre de 2020

¡ ESA PRIMERA VEZ !



En 1974, el torneo de la primera división constaba de 18 equipos, jugaban 34 fechas, todos contra todos en dos ruedas y entre las curiosidades del torneo de aquel año, no contaba con la Universidad Católica que jugaba en el ascenso, participaba el equipo actualmente desaparecido de Aviación,  y otros que actualmente no juegan en ninguna categoría como Naval de Talcahuano y Green Cross, que al día de hoy sería representado por Deportes Temuco.
El resultado final de ese torneo dará por primera vez un campeón al sur de Santiago, que será Huachipato, una liguilla de Copa Libertadores donde participarían Palestino, Unión Española, Colo Colo y Wanderers, que pese a ubicarse en el décimo quinto lugar, participa por haber jugado la final de  Copa Chile ante Colo Colo.
            En materia de descensos, la quinta región perdería dos escuadras al caer a la segunda división de aquel entonces, Unión Calera y Unión San Felipe.
            Ese año, Lota Schwager se reforzaría con Alfredo Petinelli (qepd), los argentinos Carlos Bulla y Pedro Gallina y al volante Humberto López. La campaña fue irregular, se podía golear al futuro campeón Huachipato (3-0) o ganar a Unión Española de visita (4-3) y perder con el descendido Unión Calera (2-3). Lota ese año terminaría en el lugar 11 con 30 puntos y un rendimiento de apenas el 44,0%.
Pero, corría el día 17 de septiembre de 1974, en el ambiente en la zona del Golfo de Arauco,  empezaban a sonar las cuecas y las empanadas llenaban las mesas mineras. Ese día, en una familia de Lota Alto, había reunión familiar y el dueño de casa,  don Modesto, trabajador de la Empresa Nacional del Carbón y que trabajaba en el Pique Carlos de Lota, señalaba que, al día siguiente jugaba Lota Schwager con Colo Colo y que iría al estadio  Schwager. Pero, agregaba que iría acompañado por el menor de los cinco hijos. La noticia pasó de ser una alegría tremenda en ese niño de ocho años, a convertirse en llanto y su posterior huida a su dormitorio, producto de las bromas que sus hermanos hicieron por ser el elegido para tan magno evento.
Para que se entienda, una época con pocas entretenciones, televisión con dos canales en blanco y negro, con un arduo y  esforzado trabajo en el mineral todos los días, la única entretención para el trabajador del carbón, era desahogarse en el estadio, apoyando al equipo que los identificaba, al equipo minero de Lota Schwager.
De aquel equipo, el niño de ochos años no sabía nada, por televisión algo de fútbol había visto, son vagos los recuerdos de algún partido de Colo  Colo de la histórica campaña de Copa Libertadores del 73, algo de la selección chilena, pero sobre todo había vivido a concho el Mundial del 74 en Alemania Federal, donde conoció claramente lo que era el fútbol y soñaba con el juego de los holandeses, juntando - entre otras cosas - el álbum de aquel campeonato.
El día siguiente, es decir, el 18 de septiembre de1974, amaneció nublado, con algunos atisbos de sol y con el frío tradicional de los vientos sureños de primavera.  Las ciudades de Lota y Coronel mostraban esa imagen tradicional del caserío minero con sus chimeneas salpicando el humo del oro negro, ennegreciendo el ambiente. La llegada al estadio no la recuerdo bien; debe haber sido en esas antiguas “micros” casi destartaladas que en el paradero “del Matías” gritaba el auxiliar “al estadio, al estadio”, como hasta mediados de los ochenta ocurrió.
Llegar al estadio, cambió todo, de la mano de mi padre ver,  un hermoso recinto siguiendo el modelo de los estadios ingleses, con muchos árboles rodeando el ingreso, hacían esplendoroso el paisaje. Una galería techada de hermosa forma, donde sólo algunos podían estar. De ahí al ingresar, mi padre que me ayuda a subir los añejos tablones y tener por fin a la vista el campo de juego. El Federico Schwager en todo su esplendor, cancha verde, día gris, muchos mineros en las gradas, muchos con su cara tiznada por el esfuerzo de la jornada; algunos se habían pasado directo de las faenas carboníferas a ver el deporte rey. Luego supe, que ese día había  4.350 espectadores, muchos de los cuáles, eran socios mineros al igual que mi padre.
Todo era novedad, los aplausos cuando salieron los jugadores, las pifias cuando aparecieron los árbitros y mi padre indicándome datos, como “mira al arquero de Colo Colo”, ese  es de Lota, cuando chico le decíamos piolín”, al mostrarme a Adolfo Nef.
Aparecían los equipos, primero salía un equipo de camiseta blanca y pantalón negro, era el famoso Colo Colo, del cual había escuchado y visto por televisión, pero luego apareció un equipo con una camiseta de color roja con verde en franjas verticales,  pantalón y medias  blancas. Era Lota Schwager y una enfervorizada gritería los recibía. Casualmente esa indumentaria no la utilizó más hasta el año 2019.
Por los altoparlantes, daban las alineaciones, mientras nombraban trataba de buscar  el número para saber quién era cada uno de los jugadores. Ese día, las formaciones fueron las siguientes:
Lota Schwager: Alfredo Petinelli, Alfonso Arroyo, Eduardo Escobar, Carlos Durán, Hernán Olmos, Juan Jara, Nelson Cid, Víctor Merello, Juan Peñaloza, Eduardo Jiménez y Patricio Ponce. Luego ingresaría quien fuera un ídolo para mí, el argentino Pedro Alfredo Gallina.
Colo Colo: Adolfo Nef, Mario Galindo, Rafael González, Leonel Herrera, Rolando García, Guillermo Páez, Francisco Valdés, Luis Araneda, Miguel Angel Gamboa, Juan Santibáñez y Leonardo Véliz
El partido lo viví minuto a minuto, fue parejo con pocas oportunidades, pero veía  y sentía el nerviosismo de mi padre cuando el equipo minero atacaba; lamentablemente Luis “tanque” Araneda al minuto 55, decretaba el único gol del partido en el arco que daba hacia el tablero marcador,  y echaba a perder un día que debía ser perfecto, pero, con el pasar del tiempo lo hizo maravilloso.
El regreso fue silencioso, no sé por qué razón,  al entrar a mi casa los recuerdos del partido se agolpan en mi cabeza, lamentaba perder, pero me había encantado esa camiseta y ya en el día siguiente estaba recortando diarios e imágenes, afición que perdura hasta el día de hoy.
¿Cuéntanos como fué tu primera ida al Federico Schwager?
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